para mi visita diaria al país de la cebada,
donde me esperaban la reina del bodegón,
y el viejete alegre de lengua afilada.
Entre el plástico o el cartón,
gracias a la limpieza o a la alimentación,
¿hallaré ahora mi salvación,
o habré encontrado ya mi perdición?
El ruido del batir de alas del lejano mosquito,
y el toro sagrado, mil y una veces bendito,
no pudieron convertirme,
en el quincuagésimo quinto de mi estirpe.
Entre el plástico o el cartón,
gracias a la limpieza o a la alimentación,
¿hallaré ahora mi salvación,
o habré encontrado ya mi perdición?
Y como llegué, me voy,
triste y sin consorte.
Aquí a día de hoy,
ya he dejado el norte.
Iván Lus
@LusDIvan
01/09/2014