martes, 1 de septiembre de 2015

Un cuervo vino a verme...

Un cuervo vino a verme
con sus plumas y su presagio.
Vida, pensé yo, iluso,
y más esfuerzo solo fue.
Triste papel inerte,
bienestar a corto-medio plazo.
Alegría, pensé yo, iluso,
y escasez resultó ser.
Tiempo indeleble,
y dolor en la espalda y el brazo.
Recompensa, pensé yo, iluso,
y en esto, por una vez, acerté.

Un cuervo vino a verme,
para los pies en el suelo sostenerme,
y calmar un instante mis ansias de volar.
Porque ahora que he aprendido amar,
que siento que he nacido para amarte,
necesitaba que un cuervo viniera a verme.


Iván Lus
01/09/2015